lunes, 23 de agosto de 2010

No a Punta Choros

En pocas horas más las autoridades ambientales de la Cuarta Región deberán pronunciarse sobre la instalación de la Central Termoeléctrica Barrancones, propiedad de Suez Energy. No se trata de una central cualquiera. Sus 600 MW quedarán ubicados a corta distancia de las reservas marinas Choros, Damas e Isla Chañaral. Es la misma zona en la que se encuentra la Reserva Nacional Pingüino de Hümboldt, no sólo el hábitat más importante en el mundo para estos pingüinos, sino además un área de protección de delfines, ballenas azules y mamíferos marinos.

Más allá de lo que la transnacional, sus abogados, estrategas comunicacionales y expertos técnicos quieran decir, es obvio que la instalación de esta central alterará para siempre un ecosistema único. ¿Significa eso que no hemos aprendido nada como país?

¿Cuántras tragedias ambientales más deberemos vivir como país antes de que entendamos el valor de lo que estamos perdiendo? El drama de los 33 mineros en Copiapó debiera hacernos reflexionar. Ese accidente no se habría producido si empresarios y autoridades hubieran hecho su pega. Pero también faltó sociedad civil y sindicatos que hablaran claro.

En Punta Choros no debe ocurrir lo mismo. Aquí, la sociedad civil se ha manifestado y lo ha hecho activamente.

Desde hace algunas semanas, el equipo de la Corporación Interés Público se ha sumado a los esfuerzos del Movimiento de Defensa del Medio Ambiente (MODEMA) y de la organización ambientalista OCEANA para impedir la construcción de esta central. En un informe en Derecho preparado por el abogado de nuestra corporación y profesor universitario, Matías Guiloff, queda en evidencia el cúmulo de errores, inexactitudes e inconsistencias del Estudio de Impacto Ambiental presentado por la empresa.

Es hora de que la autoridad cumpla con su obligación en esta materia.

Más información y el texto del Informe en Derecho preparado por Matías Guiloff pueden encontrar en www.oceana.org/america-del-sur/home/
En las próximas horas la información también deberá estar disponible en www.ipublico.cl

viernes, 20 de agosto de 2010

Porque Chile Late

Durante tres días he recorrido, por razones profesionales, Concepción, Penco, Talcahuano y San Pedro de La Paz. Ha sido una experiencia imborrable.

Recorrer zonas muy afectadas por el terremoto golpea el alma. Ver que parte importante del esfuerzo de reconstrucción es más palabras que acciones, indigna. Pero compartir con jóvenes que han elegido dedicar su actividad profesional y su tiempo libre al trabajo con los más pobres, a caminar junto a ellos en la tarea titánica de abandonar sus campamentos y construir sus viviendas y barrios definitivos, es algo que conmueve hasta lo más profundo.

Sólo en la Octava Región, 1600 familias abandonarán sus campamentos y los lugares en los que viven como allegados para comenzar a vivir en los próximos dos años, con el apoyo de estos jóvenes, en casas de mejor calidad que las que promueve la política habitacional del Estado.

Como es obvio, el trabajo no es perfecto. Ellos saben que en ocasiones generan expectativas difíciles de satisfacer. Entienden que la solidaridad que promueven es un concepto en busca permanente de densidad. Saben que todas sus energías no son capaces de terminar con la injusticia estructural sobre la que está construido Chile. Pero eso no es lo más importante. Como me enseñó Gabriel Prudencio, Director del Techo en la Octava Región, "es super difícil, pero hay que empezar".

De alguna manera, todos ellos dan cuenta de un país que está vivo, que busca vencer la inercia del acomodo, que lucha por construir una tierra justa y sin exclusiones. Porque Chile late!