miércoles, 29 de septiembre de 2010

Para entender la situación actual de la huelga de hambre.

Martes 28 de septiembre de 2010

Para entender la situación actual de la huelga de hambre.

A muchos nos tomó por sorpresa la decisión de nuestros hermanos de continuar la huelga de
hambre. En parte porque creímos que se había avanzado suficiente. Pero sobre todo porque nos
angustia imaginar que alguno de ellos pierda la vida.

Nosotros estamos sumamente agradecidos de la labor realizada por Monseñor Ricardo Ezzati a
favor del diálogo. Nos alegra su decisión a seguir disponible para ayudar en la medida que se lo pidan. También agradecemos la claridad con que Monseñor Camilo Vial se ha manifestado estos días. Y agradecemos las palabras de ambos obispos y de Monseñor Alejandro Goic quienes ya anticiparon la petición de los presos mapuches solicitando “encarecidamente a quienes ejercen las responsabilidades de gobernar, de legislar y de juzgar, que actúen prontamente”.

En la Araucanía ha habido violencia estos años. No la compartimos ni la justificamos. Pero esa
violencia es fruto de una violencia mucho mayor que el Estado de Chile ha ejercido sobre el Pueblo Mapuche discriminando, usurpando, despojando, negando y desconociendo la vida del pueblo mapuche en la leyes, en la persecución legal y política. Sin entender esto no entenderemos a los presos.

Es importante en esta hora dramática comprender la decisión de nuestros hermanos. Aquí
compartimos con ustedes nuestra reflexión. Mañana estaremos en Temuco participando de la marcha lavkenche. Es que no podemos dejar de luchar. Sus vidas corren serio riesgo. Y su demanda sigue siendo justa.

1. El conflicto que ha llevado a esta situación no es un problema de la relación entre el poder ejecutivo y el pueblo mapuche; es un problema de todo el Estado. En la aplicación de la ley anti terrorista convergen los tres poderes: una política de criminalización sistemática de la demanda y la reivindicación mapuche; una ley aprobada y no corregida por el poder ejecutivo; y una resuelta persecución y aplicación de dicha ley por parte del poder judicial en contra de los mapuches. Todo esto ya había sido cuestionado y denunciado por la ONU y los organismos de derechos humanos.

2. Si los presos aceptaban ahora lo que ofrecía el gobierno podría suceder que todo siguiera igual: que el poder legislativo no corrija verdaderamente la ley anti terrorista y que el poder judicial siga aplicando una ley deficiente en forma discriminatoria. Efectivamente no basta con lo ofrecido por el gobierno.

3. El gobierno dio pasos importantes. Eso se reconoce y se agradece. Pero el gobierno dice que
cumplió al pedir la revisión de la ley anti terrorista, y sin embargo mantiene dos elementos no
aceptados por los abogados e instituciones de derechos humanos: el incendio de vivienda sin
moradores como un acto terrorista y la ambigua afirmación de actos que causen miedo. Esto no es aceptable no sólo para los mapuches, sino para todos los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos.

Todos los poderes del Estado tienen responsabilidad en haber llegado a este punto. Toda la
sociedad chilena lo tenemos. No es necesario recordar toda la historia. Nuestros hermanos
mapuches lo saben y así lo expresan en su decisión de continuar en la huelga de hambre hasta que no sea el Estado en todos sus estamentos el que inicie un nuevo camino. Nosotros volvemos a urgir a todos los que pueden hacer algo –y sabemos que sí se puede- a que reaccionen antes que la vida de algún hermano se apague.

En Cristo los saludamos

Jesuitas Tirúa – Misión Mapuche

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Crónica desde Chiloé

Ha sido un viaje relámpago. Aterrizamos a las 20:45 de ayer martes 14 de septiembre en el aeropuerto de Puerto Montt. Un viaje tranquilo nos condujo a Castro, ciudad a la que arribamos alrededor de la 1 de la mañana del 15.

Falta nada para la celebración del bicentario. Nuestro aporte (precario por cierto) ha incluido un recorrido acelarado por Dalcahué, Puqueldón y Castro junto a Cristián Alvarez, coordinador de la campaña digital Chiloé Región que es patrocinada por la Fundación Pulso y su proyecto www.porquechilelate.cl En este viaje acelerado hemos compartido con los alcaldes, con líderes sociales y organizaciones como el movimiento ciudadano "Chiloé: cómo vamos" y con medios de prensa locales.

Las conclusiones de un día cansador son, probablemente, las esperables. Chiloé continúa siendo no sólo una tierra fantástica, llena de paisajes sorprendentes y de la identidad y el sentido histórico del cual probablemente carecemos en el Chile continental, sino que además una zona aislada y dejada en buena medida a su suerte por una larga historia de postergación de parte de las autoridades administrativas y políticas "del norte".

Es cierto, la infraestructura ha mejorado y el nivel de los servicios públicos también. Sin embargo, enfrentados a una emergencia médica o a la necesidad de llegar a sus lugares de trabajo, los chilotes siguen dependiendo de una infraestructura de transporte exageradamente precaria. Los médicos especialistas son una rareza que escasea en la isla y más de mil jóvenes egresan de la educación secundaria cada año sin contar con un lugar en el cual continuar enseñanza superior de calidad. El "Plan Chiloé", presentado con una fanfarria de power points que provocaban la fascinación del Ministro de Obras Públicas de la época de su elaboración, es hoy sólo un recuerdo difuso en el que se confunden expectativas, promesas ambiguas y realizaciones aún pendientes en su inmensa mayoría. Y así suma y sigue.

Y con todo eso, la vida late en la isla grande de Chiloé y su gente insiste, porfiadamente, en buscar alternativas de desarrollo que aseguren una vida de calidad a todos los chilotes. Lo hacen, digámoslo con claridad, por sí mismos y ante la ausencia (que ya es tradición) de las autoridades continentales (pese a un reconocimiento bastante transversal a la buena disposición del nuevo intendente regional, Juan Sebastián Montes). Lo hacen porque saben que, desde siempre, su futuro ha sido labrado por ellos y aquí. No en el continente.

Tiene sentido entonces decir, con fuerza, que si hay una zona en el país que se ha ganado el derecho a contar con su propio gobierno regional, esa es Chiloé y Palena. Se que eso no basta. Estoy conciente de que la transferencia efectiva de poder a las comunidades locales debe ser acompañada de más transparencia, de mayor control ciudadano de la actividad de las autoridades políticas y de una ciudadanía más activa. Se que no basta. Pero es el mínimo que podemos pedir para que Chiloé mire con optimismo un futuro al que tiene derecho.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Borrar la Historia

Reviso dos de los principales periódicos nacionales. Ambos proclives a la Nueva Forma de Gobernar. Lo reconozco. No puedo creer que no exista una nota sobre el golpe de estado de 1973. La historia parece comenzar con el atentado a las Torres Gemelas (es que nos hemos internacionalizado tanto), o con el atentado a Jaime Guzmán.

La Tercera, en un gesto de "arrojo histórico", recuerda el asalto de Santiago por el Cacique Michimalonco. También en un 11 de Septiembre. Por supuesto, al igual que con el silencio sobre el golpe de Estado (a lo menos un hecho histórico relevante), el silencio también se abate sobre la historia post-Michimalonco. Esa que dice que pese a la bravura de los habitantes originales de estas tierras, esa que solemos recordar cuando nos conviene, la historia de Chile se ha construido sobre la dominación y la exclusión de éstos.

No me gusta el olvido de la historia. Podrán aplaudirla los mismos que aplaudan que Piñera anuncie ante Naciones Unidas "el verdadero fin de la transición". Pero es un aplauso infértil. Inútil. Los países, al igual que los seres humanos en forma individual, nos construimos y proyectamos a partir de nuestra historia. Incluso pese a ella. Pero no sin ella. Como decía Newman, "el presente es un texto y el pasado su interpretación".

Por mi parte. No acepto el olvido de la historia y me niego a él. Nuestros hijos deben saber del país enfrentado, de la ausencia de diálogo, de la negación del otro que nos acompañaron durante el golpe y la dictadura de Pinochet. Deben saber de lo mucho que costó poner fin a esa dictadura de una manera que hiciera posible recuperar la convivencia democrática. Deben saber de los detenidos desaparecidos, de los torturados, del sufrimiento de sus familias. Deben saberlo. ¿De qué otra manera pueden entender lo que somos, lo que podemos ser, lo que queremos ser?

Aún cuando algunos traten de borrar la historia, no lo lograrán. La fuerza de la historia y de los hombres y mujeres que la construyeron, que la sufrieron y que la amaron, es superior a cualquier intento de olvido.

Porque tengo fe en el futuro de esta tierra, me niego a olvidar.